♫ Coro de voces mixtas y Orquesta de Cámara
Conciertos de Requiem 2024
Crucifixus, del Credo de A. Vivaldi. El Tiemblo, 1 de noviembre 2024
El pasado día 1 de noviembre, en la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de El Tiemblo, la Camerata Cantábile ofreció el primero de los conciertos de Réquiem previstos para las festividades de Todos los Santos y los Fieles Difuntos.
En el magnífico templo, adornado en su altar con velas, el párroco D. Anastasio fue presentando los temas y traduciendo los textos, culminando con la ofrenda de un gran cirio en la última obra. Asimismo, el concierto ofrecido el día 2 de noviembre en la Iglesia de la Santísima Trinidad de Sotillo de la Adrada comenzó con una procesión en la que varios participantes depositaron cirios en memoria de los fieles difuntos.
El párroco D. Cecilio dio una cálida bienvenida a la Coral y a la Orquesta y tradujo para los presentes cada una de las obras. En su presentación, la Directora de la Camerata, Vanessa Satur, agradeció a las dos parroquias la oportunidad de realizar estos conciertos de Réquiem y muy especialmente en estos días quiso recordar a todas las víctimas de la DANA.
El programa presentaba un recorrido musical desde el siglo XVI hasta nuestros días. Dio comienzo con una obra a capella de Cristóbal de Morales, Peccantem me quotidie, uno de sus motetes para difuntos. Ya con acompañamiento orquestal se interpretó una parte del Magnificat de J.S. Bach, Sicut locutus est, para continuar avanzando por composiciones del Barroco como Crucifixus del Credo de A. Vivaldi, Surely de El Mesias de G. F. Haendel y Thow knowest, Lord de H. Purcell (obra
compuesta en 1695 para los funerales de la Reina Maria II).
No faltaron a esta cita W. A. Mozart, del que se cantó Ave Verum (compuesta en1791 para la festividad del Corpus Christi) ni el padre Antonio Soler, del que se interpretó Stabat Mater.
Continuamos con el siglo XIX. Del Réquiem de Gabriel Fauré se interpretaron dos piezas, Agnus Dei y Libera me. Y como representación de la música sacra de nuestros días, Pie Jesu de la compositora estadounidense M. Pyrtle.
Los conciertos concluían el programa con una emotiva pieza, la conocidísima Hallelujah de L. Cohen, en un gesto que busca la esperanza más allá de la muerte en la resurrección.